venerdì 9 dicembre 2011

¿Tale figlia, tale padre?

Antefatto: sabato scorso alla Feria Internacional del Libro de Guadalajara durante una conferenza stampa veniva chiesto a Enrique Peña Nieto --candidato del PRI (Partido Revolucionario Institucional) alle presidenziali 2012--  quali tre libri lo avessero segnato. 

Colto alla sprovvista (perché che vuoi che ti chiedano a una feria del libro), Peña Nieto è entrato nel panico, ha assicurato che la Bibbia, della quale ha letto solo alcuni passaggi, è stata importante per la sua crescita, ha confuso titoli di libri e autori e si è arrampicato sugli specchi per cinque lunghissimi minuti. 

Il video della gaffe ha cominciato a circolare senza sosta nel web e tutti i principali programmi televisivi e radiofonici hanno ironizzato sulla defaillance del politico messicano. Come se non bastasse, il giorno dopo la figlia quindicenne del candidato priísta, Paulina Peña Pretellini, rispondeva personalmente alle beffe retweetando i saluti che il suo fidanzatino mandava a quei pendejos (coglioni) "proletari" che avevano criticato il papà.

Al ché lo scrittore e filosofo Héctor Zagal non ci ha più visto e ha scritto una lettera aperta a Paulina che pubblico qui sotto (per qualunque dubbio, c'è google translator), nella quale le dice, tra le altre cose: "Mi spaventa che tu abbia utilizzato l'espressione "proletari" come un insulto. Ti giustifico per essere arrabbiata per il fatto che tuo padre sia stato deriso, ma non giustifico il fatto che parli con disprezzo dei  lavoratori e degli operai". E ancora: "Tuo padre, che ha letto la Bibbia, ti potrà ricordare una frase di Gesù nel Vangelo: 'Poiché dall'abbondanza del cuore la bocca parla'. Senza volerlo, con le tue parole hai rivelato il tuo essere classista. Disprezzi il lavoro manuale. Sottovaluti chi si mantiene con i propri sforzi. ¡Che tristezza che questo è il pensiero di un candidato presidenziale!"
No tengo el gusto de conocerte personalmente. No sé cómo eres, desconozco tus cualidades, tus aficiones, tus intereses. Entiendo tu molestia al escuchar las críticas a tu padre, Enrique Peña Nieto. Son gajes del oficio. Deberás irte acostumbrando a los ataques contra él. En una democracia, la crítica es un ejercicio fundamental. Tu padre es una figura pública y, por ende, sus actos serán juzgados con rigor. “¿Por qué son tan duros con él?”, te preguntarás. Bueno, los funcionarios públicos ganan mucho dinero. 
Hay miles de personas dispuestas a sufrir críticas y cuestionamientos con tal de figurar en la nómina oficial. El sueldo bien vale esos golpes. ¿No?
Pero no es de tu padre de quien quiero hablar, sino de ti. ¿Te confieso algo? Me aterra que hayas utilizado la expresión “hijos de la prole” como un insulto. Insisto, es disculpable que te enfades por la burla hacia tu padre. No me asustaría que los llamaras “babosos”, “tontos”. Es más, no le preocupa el que nos hayas llamado “pendejos”. En cambio, no se puede excusar tu menosprecio a los hijos de los trabajadores, de los obreros.
¿Oíste del escándalo de las Ladies de Polanco? Descalificaron a un policía llamándolo “asalariado”. Algo similar hiciste tú: descalificas a la mitad del país por su condición social. ¿Qué tiene de malo ser hijo de un obrero? Sabes, yo soy nieto de un minero, un proletario. No me da vergüenza decirlo. ¿Te avergonzarías de tu padre si fuese un vendedor de tamales o un plomero?
Tu padre, que ha leído la Biblia, te puede recordar una frase de Jesús en el Evangelio: “De la abundancia del corazón, hablará la boca”. Sin pretenderlo, con tus palabras has revelado tu clasismo. Desprecias el trabajo manual. Minusvaloras a quienes se mantienen con su esfuerzo. ¡Qué tristeza que así piense la hija de un candidato presidencial!
“Hijos de la prole” son, en efecto, quienes estudiaron en escuelas públicas, quienes utilizan el metro, quienes no comen cortes argentinos y quesos españoles, quienes no utilizan zapatos de miles de pesos, quienes no se atienden en el hospital ABC, quienes no viajan en helicóptero. Los hijos de la prole, por el contrario, deben hacer largas horas de filas en las clínicas del seguro social, deben comer carbohidratos (tortillas), deben estudiar en salones sin computadoras, deben apretujarse en los transportes públicos. Los hijos de la prole, querida Paulina, ganan en un año lo que tu padre gana en una semana.
Cuando leas estas líneas has el siguiente ejercicio. Revisa lo que llevas puesto encima: perfume, cremas, desodorante, ropa, zapatos, celulares, aretes. Suma el total. ¿Sabes que traes encima más de lo que una indígena gana durante un año de trabajo duro?
Paulina, me da terror que pienses así. Tu lapsus reveló tu “realidad”: vives en una burbuja color de rosa. “Hijos de la prole” no es un insulto, sino un título honorable. Este país, que tu padre aspira a gobernar, depende de los obreros, de los campesinos, de los empleados, depende de esas personas a quienes menosprecias. 
Ojalá este gravísimo desliz, no sea fruto de la educación que recibiste en casa. Ojalá y sea culpa tuya, fruto de tu arrogancia (tan propia, eso sí, de la clase alta mexicana). ¿Qué será de México si lo llega a gobernar una persona que desprecia al proletariado?
Mira Paulina, me parece que por tu bien, debes inscribirte en una escuela pública, reducir tu escolta al mínimo, tomar el metro en horas pico, y ponerte a trabajar. Por si no lo sabes, muchos de los “hijos de la prole” se pagan sus estudios con su trabajo: los hay campesinos, vendedores, obreros. Algunos trabajan desde niños. 
Paulina, haz puesto en riesgo el futuro político de tu padre. Pero lo que es más grave: pones en peligro en riesgo el futuro de México.
Gracias Pau Pau, ahora ya sabemos lo que realmente piensa tu padre y como define con desprecio al Pueblo y Pais que quiere gobernar; o mas bien acabar de fregar. Ahora si "proletariados" voten por este padre orgulloso de la educacion que imparte en casa!

Nessun commento:

Posta un commento